Tengo que confesar que en los últimos tiempos ando un poco perdida -¿No me habré centrado mucho siempre en la cuestión lingüística?- porque hay muchas cosas que estoy cambiando en mi manera de enfocar las clases. Es verdad que va una a clase con la idea de que el alumno sea el centro de aprendizaje, de llevarle todo tipo de actividades que propicien la interacción con la lengua y de que usen la lengua lo más posible en clase - pero, ¿realmente es así? ¿no tomo yo casi todas las decisiones por ellos?-. Sin embargo, tenía la sensación de que podría estar haciendo las cosas de otra manera, que necesitaba otro enfoque en relación a la temática porque el que le he estado dando hasta ahora no se ajusta exactamente a la realidad de mis alumnos. P. ej. la familia; mis alumnos están en la posición de lo abuelos, la perspectiva es diferente. Me resulta un poco difícil de explicar.¿Van a utilizar realmente fuera del aula?. Esta es la pregunta constante. De esto me he dado cuenta últimamente a raíz de unas conversaciones que he tenido con otra profesora que ha trabajado con residentes jubilados y con unas personas pertenecientes al área de turismo; además de haber mantenido un pequeño intercambio de opiniones con Marta Baralo en el foro del II congreso virtual E/LE. Las opiniones eran coincidentes en que no se sabe cómo clasificar a este alumnado; unos los consideran turistas y otros ciudadanos. Evidentemente, son esto último y hay que hacer todo lo posible para que se integren en la vida del lugar en el que viven. Como profesora ha sido una cuestión que siempre me ha preocupado, pero no sabía muy bien como solucionarlo. ¿Qué podía hacer para que mis alumnos entablaran relaciones con nativos españoles? ¿Tenía realmente la responsabilidad de hacerlo? (Aquí, me he dado cuenta que por mi situación laboral actual, no soy simplemente la profesora, también tengo otras responsabilidades como analista de necesidades, creadora de materiales, responsable de currículo, etc. Hasta el momento no había visto la solución, no encontraba el punto para realizar la conexión. ¿Qué podía hacer para conseguir que los españoles se acercasen a estas personas? ¿Cómo propiciar el encuentro? También, me ha hecho pensar sobre esto los comentarios de Belén -tiene razón y, como le dije, el problema era conseguir sacar el español de aula-. Quizá, por mi parte, tengo que hacer algo para fomentarlo y no contar tanto con que lo vayan a hacer por su propia cuenta. Contaba con que ellos practicaran fuera del aula, pero no es así. De modo, que tendré que componérmelas para conseguir que esta práctica fuera del aula se produzca.
Creo que ando un poco enmarañada y prometo desenmarañarme. Son muchas cosas las que estoy descubriendo y no están sistematizadas todavía.
Más allá del aula.
martes, 22 de mayo de 2007Publicado por Mª Isabel González Martínez en 10:23
Etiquetas: reflexión docente