¡Ay, ay, ay! Por estos mundos voy pensando en nuestra querida amiga Gramática, ésa que a unos fascina y a otros horroriza. ¿Qué tendrá? ¿Por qué ese amor incondicional o ese odio visceral? No sé, sin duda, algo tendrá el agua cuando lo bendicen. Yo confieso que pertenezco al grupo que quiere a nuestra amiga gramática. Sí, le tengo mucho cariño. Eso sí, no me gusta cuando viene llena de terminologías y sin usos que explicar... Sí me gusta porque siempre viene a echarme una mano y a ayudarme a entender las cosas; pero, normalmente no viene sola, siempre viene con su amigo Uso, su amigo Vocabulario y otros tantos más. Otro tema es cómo se presenta... o cómo se la presento a mis alumnos. Mi amiga gramática es difícil de presentar, ¿no os parece? Yo no termino de encontrar la manera. Unas veces acierto y otras veces, no. Siempre intento que caiga simpática porque sé que lo es, ¿no os parece? Siempre tan amable, dispuesta a poner orden en nuestros pensamientos y ayudarnos a explicar lo que nos rodea... Otra cosa es ese sentimiento de lejanía y de incomprensión que nos provoca. Creo que, a veces, pensamos que viene a fastidiarnos; pero, no es así, ella siempre viene con su mejor intención. Supongo que nuestra amiga gramática no todos los días es igual; además, cambia mucho de apellido: unos días es cognitiva, otros días es normativa, explícita, implícita, cognitiva, comunicativa... Tiene tantos apellidos que una, al final, se pierde. Bueno, voy a charlar un ratito con ella porque quiero que me explique algunas cosas... Quizá, debiera registrar mis diálogos con ella...
Gramática por aquí, gramática por allí...
sábado, 12 de mayo de 2007Publicado por Mª Isabel González Martínez en 11:57
Etiquetas: formación docente, gramática, reflexión docente