El otro día después de leer los comentarios que habían dejado Emilio y Javier en el post anterior, me replanteé cómo doy la clase. ¿Será mejor llegar a la clase y presentarles la gramática y después hacer los ejercicios? o ¿Será mejor optar por el método deductivo? (Supongo que depende del tipo de alumno que tienes en clase). Ese día opté por modificar el método con el fin de probar qué pasaba y elegí el segundo caso. Yo me sentí muy rara porque nunca me había planteado esta opción y fue extraño impartir así la clase. La inseguridad me invadió porque los veía muy calladitos y con cara de hacer un esfuerzo tremendo :-). De hecho, no dejé de preguntarles si la clase estaba bien así porque percibía algo extraño. Al final de la clase les volví a preguntar y me dijeron que la clase había sido muy difícil. El caso es que todo esto, me lleva a poner de manifiesto que, como profesora, he puesto en práctica inconscientemente el modelo educativo en el que me he formado. Es decir, en todas las clases de idiomas a las que he asistido se reproducía el mismo esquema: presentación de una serie de modelos gramaticales o diálogos, su explicación y por último su práctica, ya bien sea a través de ejercicios mecánicos, de rellenar huecos ya bien sea a través de creación de diálogos o lectura de textos. Nunca vino ningún profesor proponiendo que dedujéramos una regla gramatical o que pensáramos en el uso ni nada parecido. No había que hacer un esfuerzo así, simplemente se presentaba la regla gramatical y se practicaba con una serie de ejercicios más o menos afortunados. Sólo puedo recordar un profesor árabe de la facultad, Fernando Ramos López, que nos daba trucos para estudiar la lengua. Nos decía cosas tales como que fuéramos en el autobús o en el coche conjugando los verbos mentalmente, que escribiéramos fichas con las palabras nuevas que aprendíamos (se trataba de escribir una ficha con la palabra, su significado y una serie de frases para contextualizarla), también nos proponía que escribiéramos diálogos o que clasificáramos las palabras según su categoría morfológica,... Lo cierto es que eran trucos muy útiles para contextualizar palabras y adquirir el vocabulario. Aunque, nos daba trucos para estudiar vocabulario, el método de presentar la gramática en clase era primero la explicación y después la práctica.
Reflexiones a partir de otras reflexiones.
domingo, 4 de febrero de 2007Publicado por Mª Isabel González Martínez en 11:04
Etiquetas: reflexión docente