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Otra curso que termino...

lunes, 25 de junio de 2007

Otro curso que termino, Enseñar gramática, y es hora de las conclusiones finales. ¡Madre mía! Se me amontonan las cosas sobre las que pensar y debo trazar un plan para centrarme porque no se puede estar en todo. Esa es la verdad. Lo cierto es que el curso ha sido muy productivo, como lo fue el curso sobre destrezas. Ayudan mucho en este camino que es la enseñanza la reflexión y el diálogo con otros compañeros. Siempre puedes centrarte mejor y no perder el rumbo porque cuando andas reflexionando solo puedes caer en ir elaborando falsas ideas sobre las que vas asentando todo lo demás. ¡Ay! Ya me estoy yendo otra vez por lo cerros de Úbeda. ¡Qué manía! Una vez más, me he dado cuenta de que, muchas veces, en mi práctica de aula hago lo contrario de lo que pienso. A ver, ya hace un tiempo que me vengo dando cuenta de que la gramática había invadido mi clase como parte compartimentada de la lengua. Es decir, si llevaba un texto escrito a clase para hacer una comprensión lectora, no se me ocurría pensar que estábamos estudiando gramática. Además, ni qué decir tiene que tenía a mis alumnos fritos a ejercicios de rellenar huecos, completar tablas y cosas de estas que tan poco nos gustan ;). Sí, tengo que confesarlo, yo pensaba que era una buena manera de fijar estructuras imbuida por la creencia adquirida durante años, años y años de alumna sufridora y que no quería repetir a ninguna costa. Tanto es así que, a pesar de haber repetido este horro, me he estado engañando a mí misma para no darme cuenta. La cuestión es que no lo veía porque para acomodar mi conciencia lo andaba disfrazando. ¡Qué cosas! ¡Cómo somos las personas! Es curioso porque, a veces o muchas veces, llevas una especie de velo que no te deja ver lo que en realidad haces o el por qué lo haces. Además, existe una tendencia a disculpar lo que haces a través de las características de los alumnos o de la falta de tiempo o de qué sé yo cuántas cosas más. (Ahora que lo pienso, ¿este artículo no iría mejor para el otro blog? ). En definitiva, habiendo descubierto el misterio, ahora se impone que cambie de verdad. Ahora ya tengo perfectamente definido el problema y puedo planificar la solución. Eso sí, tengo que andar con ojo para no irme al extremo contrario; aunque por otro lado creo que ese tipo de movimiento de un extremo a otro ayuda a centrar mejor las cosas.